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lunes, 14 de marzo de 2011

La indumentaria valenciana es uno de los trabajos más vinculados a la fiesta fallera. Las Fallas de los presupuestos millonarios y las grandes cifras de afluencia turística, siguen siendo también la fiesta grande de los valencianos, la del 'coet', la 'faixa' y la tela de seda tradicional. Un libro, 'De soca i arrel', realiza ahora un recorrido por diez oficios tradicionales valencianos que prácticamente sobreviven gracias a las fallas.

Las Fallas, esa "desmesura cabal", como han sido calificadas en alguna ocasión, siguen teniendo en el exceso y el contraste uno de sus rasgos más reconocibles. La fiesta de la 'estoreta velleta' ya es universal y genera un volumen de negocio de 300 millones de euros que repercuten en diferentes sectores económicos. Una fiesta que ahora mismo, en medio de la crisis, busca fórmulas fiscales para atraer a los patrocinadores comerciales y seguir creciendo hacia arriba; pero una fiesta que, sin embargo, sigue tan pegada al terruño como el primer día.

Lo atestigua la investigación del periodista Juli Amadeu Àrias, 'De soca i arrel' (L'Oronella, 2010), un libro que realiza un recorrido por un puñado de oficios tradicionales valencianos tan ligados a la fiesta fallera que prácticamente sobreviven gracias a ella. El libro, dividido en diez capítulos -uno por cada trabajo artesanal- ofrece un recorrido por la historia y actualidad de la labor del artista fallero, el pirotécnico, el indumentarista tradicional, el 'velluter', el orfebre', el 'espardenyer', el 'faixer', el 'manter', el 'poeta de
llibret 'y el ceramista de 'socarrats'.
Aunque el autor califica su trabajo como periodístico, también tiene mucho de etnología. "La labor que hacen los artesanos no termina con la creación de una 'espardenya' o una faja, sino que pasa por la transmisión de unos valores y un modo de vida propio de los valencianos de otras épocas y que son parte importante de nuestro legado cultural", dice.

La obra, que explica cómo ha influido el paso del tiempo y la tecnología en oficios como el de artista fallero o pirotécnico, también explica cómo el trabajo del orfebre tradicional o el 'espardenyer', sigue realizándose como hace siglos. "En el caso del manter de Morella, en algunas fábricas se conservan las bombas de las guerras carlistas que se utilizaban y siguen utilizando como contrapeso en máquinas y telares", apunta el autor.

Telares del siglo XIX
En el capítulo dedicado al 'velluter', por ejemplo, Àrias describe la importancia de la seda a lo largo de la historia; un oficio tan arraigado que hasta le da nombre un barrio del cap i casal. Las Fallas son prácticamente el único consumidor de tejidos de seda tradicional. Una firma de Valencia sigue utilizando un telar Jacquard, del siglo XIX.

Además de esto, el libro, en palabras del autor, pretende mostrar "la contribución de la fiesta a la vertebración del territorio". Así, en el recorrido por los oficios se observa cómo estas industrias artesanales están arraigadas en lugares tan alejados de la Plaça de l'Ajuntament de Valencia como Cinctorres, pequeña localidad de Els Ports, donde todavía sobrevive la industria de la 'faixa', elemento de la indumentaria tradicional valenciana.
El libro recoge el testimonio de algunos de los máximos representantes de cada oficio, así como una panorámica fotográfica de cada uno de ellos. Un vistazo, en definitiva, al antiguo modo de vida de los valenciano con las Fallas como hilo conductor.

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