Han repartido las ganancias por sus intermediaciones en pingües
negocios, pero ella no habría quedado satisfecha
El Rey ha roto con Corinna zu Sayn-Wittgenstein, y, como ocurre con
cualquier pareja, ha habido acuerdo económico. La operación para convencer al
Monarca de la conveniencia de la ruptura ha durado meses y en ella han tomado
parte el nuevo Rey Felipe, Rajoy y cercanos amigos. El temor ahora es que el
cierre haya sido en falso y la ambiciosa princesa, que, al parecer, no ha
quedado satisfecha, empiece a ‘cantar’.
Dejar de hacer el pendón
Según desvela el periodista Jesús Cacho en Voz Populi, la ruptura no ha
resultado fácil porque costó convencer a un reacio Rey Juan Carlos, al que han
estado intentando convencerle de que a su conveniente abdicación debía
acompañarle el fin de su relación, en otras palabras, “dejar de seguir haciendo
el pendón al lado de esta mujer de revista de varietés”, que había hecho “el
negocio de su vida” con su relación con el Monarca español.
Corinna no ha quedado satisfecha
La operación se habría iniciado el 2 de junio de este año, tras la
abdicación, y se habría cerrado en la primera quincena de noviembre. Hay temor
de que la señora, a la que el servicio de Zarzuela estaba obligada a llamar “la
princesa” por “orden expresa de don Juan Carlos, cuando residía en el Pardo”,
esté tentada a pedir más dinero, porque “no ha quedado satisfecha con la
compensación económica recibida”.
“Me va a permitir, Señor… sólo está con usted por su dinero”
Al final, la advertencia que le hizo el mayordomo real a Don Juan
Carlos fue un vaticinio en toda regla: “Me va a permitir, Señor, que le diga
que la princesa sólo está con usted por su dinero”.
Una “conspiración” para hacerle abdicar
Por lo pronto, la Princesa se ha limitado a dar a su entorno su versión
de la abdicación del Rey: se habría visto obligado a abdicar contra su voluntad
tras “una conspiración en la que habría participado el director del CNI, Sanz
Roldán, el exjefe de la Casa del Rey Rafael Spottorno”, que habría seguido
instrucciones de Felipe, y “el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy”.
El adiós del CNI a la princesa tras lo de Botsuana
El comienzo del fin habría aquella famosa cacería de elefantes en
Botsuana, el 14 abril de 2012, de la que regresaron a España el Rey herido, la
princesa alemana y su hijo; estos últimos pernoctaron en el hotel Miguel Ángel
hasta la mañana del 15, cuando fueron “sacados por un par de agentes del CNI
que colocaron a la pareja en Barajas casi en la escalerilla de un avión rumbo a
París, con la recomendación de no volver a poner pie en España”.
Una más en la alta sociedad madrileña
Corinna había vivido como una ‘reina’ durante sus años en Zarzuela, con
escolta oficial, y el Rey Juan Carlos la había introducido en “los círculos de
la buena sociedad madrileña presentándola en cenas, acudiendo a monterías a las
que volaba en el propio helicóptero del monarca, e incluso formando parte de la
comitiva real en viajes de Estado”.
Ella misma aseguró en una entrevista que había hecho “gestiones
delicadas y confidenciales” para el Gobierno español, “asuntos clasificados”
que había ayudado a solucionar por “el bien del país”.
Los encuentros tras la abdicación
El Rey Juan Carlos y Corinna se habrían visto varias veces después de
la abdicación: una, al menos, en Londres, en la casa del distrito de Belgravia
propiedad de la alemana, y otra en una finca de Huelva en compañía de Alberto
Alcocer.
El reparto de las ganancias mutuas
Según la citada información, ambos han tenido que repartir gananciales
de las comisiones cobradas por la princesa por intermediaciones con “la
pantalla del rey de España detrás”. El dinero se habría ingresado en cuentas
bancarias a su nombre, una forma mucho más segura y discreta de operar desde
todos los puntos de vista”. Y estaba por arreglar el reparto del dinero, que no
ha dejado satisfecha a Corinna, de ahí el temor ante la posibilidad de que esta
mujer, “la peor, en el sentido de que es la más lista y de lejos la más
peligrosa de todas las mujeres que han pasado por la cama del Rey”- según una
fuente conocedora citada por el periodista-, empiece a cantar.
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