La alcaldesa de Alzira,
Elena Bastidas, junto a miembros de la Corporación Municipal, responsables de
la intervención y restauración y propietarios
del inmueble donde está ubicada esta portalada, ha visitado las obras de
restauración de la portada neoclásica perteneciente a la capilla del antiguo
convento de Santa Llúcia en Alzira. Con estos trabajos se completa la restauración
de la fachada, iniciada de acuerdo al proyecto redactado por los servicios municipales
del Ayuntamiento de Alzira en septiembre de 2011.
Bastidas
ha destacado: “Desde el Ayuntamiento de Alzira siempre apostamos por la
recuperación de nuestro patrimonio ya que es una parte muy importante de
nuestra historia. Con la restauración de esta portalada neoclásica completamos
la restauración de la fachada de este convento. Una portalada que está
declarada BIC, por contener el escudo histórico de la Ciudad mejor conservado.
Una intervención importante y que pondrá en valor la fachada de este antiguo
convento ubicado en una de las zonas con más historia de Alzira”.
El
Ayuntamiento, aún no tratándose de una propiedad municipal, actúa como promotor
de la restauración de la Portalada Neoclásica , debido a su importancia
patrimonial respecto del ámbito del Centro Histórico y al encontrarse en la
misma, tallado en piedra, el escudo histórico de la Ciudad mejor conservado.
Asimismo, esta portalada está declarada BIC, precisamente por contener el
referido escudo heráldico.
Con
la ejecución del presente proyecto de restauración de la portalada neoclásica,
se finalizará la intervención iniciada en su día, con la restauración de unos
477m2 de la antigua fachada del Convento.
El buen resultado obtenido en la restauración de dicha fachada, efectuada en el
año 2011, han impulsado los trabajos de restauración de la portalada barroca,
finalizando así totalmente la restauración exterior de este importante elemento
patrimonial de Alzira.
La intervención se divide en:
·
Preconsolidación, para evitar que se
desprendan elementos no cohesionados o sueltos.También se rellenarán fisuras y
grietas.
· Desalinización. Tras la medición de las sales correspondiente se llevará a
cabo una supresión de las mismas en la superficie de la piedra. Cada día se
llevará un control de la concentración salina hasta que quede constatada su
completa eliminación.
· Limpieza. Eliminación superficial de la suciedad y elementos nocivos.
· Consolidación. En aquellas zonas en las que se muestra que hay daños
importantes en la fábrica, habrá que hacer una restitución funcional o de
forma. En este caso, se cambiaría la piedra afectada por otra de aspecto y
comportamiento similar, pretendiendo elevar la durabilidad del conjunto
conservando al máximo el material original.
Se mejorará la resistencia mecánica de la roca, aumentando la cohesión
de los granos de la zona superficial y evitando su desprendimiento.
· Reintegración volumétrica. Únicamente se llevará a cabo la recuperación de
volúmenes y formas arquitectónicas perdidas, en parte o totalmente, cuando sea
estrictamente necesario para su correcta lectura visual o en aquellas zonas
donde se posea la documentación suficiente para poder ejecutar la
reconstrucción sin hacer falsos históricos, haciendo discernible el material
añadido .
· Protección (hidrofugación) para impedir el paso de lluvia al interior permitiendo la salida al exterior del vapor.
Los líquidos hidrofugantes o hidrorrepelentes rellenarán poros y al secarse
formarán una película repelente aislando la superficie de la roca.
Convento de Santa Llúcia
El convento fue construido
por real orden del año 1536, para la comunidad de monjas agustinas, y fue uno
de los mejores dotados de la ciudad, al contar con la protección de Margarita
de Austria. La fundación del hospital, se atribuye al notable Pere Esplugues, señor de la Pobla
Llarga , que
quizá sin saberlo, retornó este inmueble, al uso inicial de atención a los
enfermos. A partir de 1642, los jurados de la Vila acuerdan la ampliación del edificio,
dependencias e iglesia.
Con
la desamortización de Mendizábal de 1836, se extinguió la orden conventual de
las Agustinas, pero continúo el uso de hospital.
En
el año 1886 y por falta de espacio, el uso hospital se trasladó al exconvento
de Caputxins, manteniendo el nombre
de Hospital de Santa Lucía, en recuerdo de este convento que, al quedar sin
uso, fue abandonado, y vendido por partes, siendo ésta la causa de la perdida
de la mayor parte del conjunto conventual.
Finalmente
fue adquirido por Pedro Martínez Cano, para establecer una empresa familiar de
reciclaje.
El edificio ha sufrido durante sus 477 años de historia,
amputaciones, alteraciones y modificaciones de todo tipo, con la finalidad de
adecuarlo al uso que en cada época se le ha exigido.
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