viernes, 4 de julio de 2014
Ramoncin actuara en el Gran Teatro de Alzira dentro de la programación de las fiestas patronales
El lunes, 21 de julio, el cantante Ramoncín actuará en el Gran Teatro a las 22 horas, un concierto dentro de su gira Cuando el diablo canta, disco formado con las canciones Sueños y Sombras; La Puta Suerte;El Cuchillo Y La Herida; Huellas De Sangre; En El Infierno; La Danza De Las Polillas; Quemando Puentes; 10 Segundos; La Punta De La Aguja; Mandan Los Lobos; La Canción Del Diablo; Felisín El Vacilón (Bonus Track)
- Sombras y sueños. La canción arranca bien (con unos secos acordes de guitarra) y acaba mejor (con un desenlace distorsionante a lo -oh, sí- Nirvana). Las objeciones se encuentran en la parte central. “No quiero sueños que me hagan creer que todo lo bueno se pueda coger”, canta Ramoncín, y uno inevitablemente piensa que puede ser un mensaje para el ex presidente de la SGAE, Teddy Bautista. Pero ese no es el problema: la letra carece de pulso lírico y cuando llega el estribillo ya te has perdido en un aluvión de lamentos.
- La puta suerte. Ey, sorpresa. Ramón se propone recuperar aquellos personajes macarras y perdedores (Felisín, El Chuli…) que poblaban sus mejores discos ¿Recordáis El blues para un camello del gran Barriobajero? Pues no llega a ese nivel, pero se da un aire. Es la historia de Johnny El Delgado, que harto de su puerca suerte decide entrar en acción. Bardeos, petas… acento cheli. Lo dicho: el Ramoncín añejo. Un blues breve (2,40) y resultón, sí señor.
- El cuchillo y la herida. Vaya, vaya, otro tema reivindicable. Con una melodía que recuerda a su clásico Como un susurro y un espíritu fronterizo (esa trompeta suena fantástica), Ramoncín sugiere a su amada: “Dame los besos de toda tu vida/ baila en el fuego de mi corazón”.
- Huellas de sangre. “Otra noche sin parar/ el odio tiene por virtud”, canta el madrileño en otro de los temas interesantes del disco. Ese sonido de armónica (tan característico en toda su carrera) y el juguetón piano dotan a la pieza de vida, más allá de que la letra sea farragosa.
- En el infierno. Esta canción es un claro ejemplo de la particular afinación de Ramoncín. ¿Te gusta? ¿No? Es lo que hay.
- La danza de las polillas. Esto es un fallido intento de realizar una canción profunda y malota. Pero con ese título, qué vamos a esperar…
- Quemando puentes. Aquí es donde Ramoncín ajusta cuentas con todos esos que le critican cada vez que abre la boca (ya sea para decir cosas sensatas o disparates). “Nadie me dijo que con la verdad el beso de Judas llevaré conmigo”, denuncia en la primera parte de la canción. Más tarde, advierte: “Y las mentiras arderán en la boca de los que no pedirán perdón”. Lástima que la pieza sea mediocre.
- 10 segundos. A pesar del título, tenemos canción por espacio de siete minutos y cuatro segundos (la más larga del álbum; ojo, le sigue una de 7,02). ¿Se justifica una pieza tan extensa? La respuesta es “no”.
- La punta de la aguja. A estas alturas del disco creemos haber detectado los principales problemas: letras pretenciosas y agotadoras, canciones carentes de melodías apetecibles y apabullante protagonismo de la voz, muchas veces sepultando a los instrumentos.
- Mandan los lobos. “Un mendigo en las sombras custodia la esquina”, entona el madrileño, y te esperas lo peor. Otra pieza densa de letra indescifrable, de más de siete minutos. Sientes unas irrefrenables ganas de pinchar Ángel de cuero. Y lo haces. Alivio…
- La canción del diablo. Otro tema de clara inspiración Barriobajero. Dentro del tono general del álbum, de lo mejorcito.
- Felisín El Vacilón. Después de algunos sinsabores el disco se cierra con esta versión en directo del gran Felisín El Vacilón, tema incluido en Barriobajero. No nos gusta nada esa exhibición de guitarrista virtuoso, pero es que la canción es taaaaan buena…
Fuente: http://rollingstone.es/
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