Aquel hombre de mediana edad, de familia media y padre de familia que se describió como “escritor”.
Aquel hombre que utilizo las nuevas tecnologías para intentar dar a conocer a sus conciudadanos su particular forma de escribir.
Aquel hombre de ideas dispersas que empezó proyectos y quedaron por desarrollar.
Aquel hombre cuya fantasía quedo anclada en historias medievales e impidiendo a su criterio discernir historias y realidades.
Aquel hombre, amigo de sus amigos, siempre que estos compartieran sus ideas. Pues el conversar y aceptar opciones, opiniones, puntos de vista no fue su mayor virtud.
Aquel hombre, el que siempre proclamo amor y buenos sentimientos y luego se describió públicamente con sus palabras no importando a quienes fueran dirigidas.
Aquel hombre de mente anticuada, que consideraba y describía a las mujeres como “marujas” por tener ideas propias.
Aquel hombre, que actúo como niño malcriado tirando la piedra y escondiendo la mano.
Aquel hombre.
Aquel hombre…
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