La alcaldesa de Alzira,
Elena Bastidas, junto a miembros de la Corporación Municipal, responsables de
la intervención y restauración y propietarios
del inmueble donde está ubicada esta portalada, ha visitado el resultado final
de las obras de restauración de la portada neoclásica perteneciente a la
capilla del antiguo convento de Santa Llúcia en Alzira. Con estos trabajos se
completa la restauración de la fachada, iniciada de acuerdo al proyecto
redactado por los servicios municipales del Ayuntamiento de Alzira en
septiembre de 2011.
El
Ayuntamiento, aún no tratándose de una propiedad municipal, ha actuado como
promotor de la restauración de la Portalada Neoclásica ,
debido a su importancia patrimonial respecto del ámbito del Centro Histórico y
al encontrarse en la misma, tallado en piedra, el escudo histórico de la Ciudad
mejor conservado. Asimismo, esta portalada está declarada BIC, precisamente por
contener el referido escudo heráldico.
Con
la ejecución del presente proyecto de restauración de la portalada neoclásica,
se finaliza la intervención iniciada en su día, con la restauración de unos 477m2
de la antigua fachada del Convento. El buen resultado obtenido en la
restauración de dicha fachada, efectuada en el año 2011, impulsaron los
trabajos de restauración de la portalada barroca, finalizando así totalmente la
restauración exterior de este importante elemento patrimonial de Alzira.
Convento de Santa Llúcia
El convento fue construido
por real orden del año 1536, para la comunidad de monjas agustinas, y fue uno
de los mejores dotados de la ciudad, al contar con la protección de Margarita
de Austria. La fundación del hospital, se atribuye al notable Pere Esplugues, señor de la Pobla
Llarga , que
quizá sin saberlo, retornó este inmueble, al uso inicial de atención a los
enfermos. A partir de 1642, los jurados de la Vila acuerdan la ampliación del edificio,
dependencias e iglesia.
Con
la desamortización de Mendizábal de 1836, se extinguió la orden conventual de
las Agustinas, pero continúo el uso de hospital
En
el año 1886 y por falta de espacio, el uso hospital se trasladó al exconvento
de Caputxins, manteniendo el nombre
de Hospital de Santa Lucia, en recuerdo de este convento que, al quedar sin
uso, fue abandonado, y vendido por partes, siendo ésta la causa de la perdida
de la mayor parte del conjunto conventual.
Finalmente
fue adquirido por Pedro Martínez Cano, para establecer una empresa familiar de
reciclaje.
El edificio ha sufrido durante sus 477 años de historia,
amputaciones, alteraciones y modificaciones de todo tipo, con la finalidad de
adecuarlo al uso que en cada época se le ha exigido.
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