TotAlzir@: Entevista a Mónica Carrió y a Julián Perea por parte de los alumnos de 4º de ESO del I.E.S.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Entevista a Mónica Carrió y a Julián Perea por parte de los alumnos de 4º de ESO del I.E.S.

“ESTUDIO Y DEPORTE”
UNAS HORAS CON JULIÁN PEREA Y MÓNICA CARRIÓ, DOS CAMPEONES.
Alegría. Esa fue la emoción que experimentamos después de nuestro breve encuentro con dos personas que han obtenido grandes logros mundiales en el deporte de la Halterofilia y que brillan por su humildad, sensatez y cercanía: Julián Perea y Mónica Carríó.

El día 25 de noviembre tuvimos la oportunidad de entrevistarlos en el Salón de Actos del MUMA, y solo pensar que habían dedicado parte de su tiempo a nosotros, estudiantes de 4º de ESO, ya es una actitud que les honra y que agradecemos sinceramente.
Julián es un hombre afable y tranquilo que no deja escapar ninguna oportunidad para ensalzar las cualidades de Mónica: esforzada, rigurosa, inteligente, constante.
Mónica le observa y puntualiza que sin Julián ella no habría podido llegar tan lejos, Julián es el “alma mater” de la halterofilia en Alzira y un referente para los jóvenes que hoy empiezan en este deporte.
Julián, ¿está satisfecho de lo que ha conseguido como entrenador y haltera?
Más que satisfecho porque la halterofilia es mi vida y porque he logrado preparar a auténticos campeones y conseguir muchos títulos. Además he aprendido que en la vida no hay que rendirse nunca, que no hay que ponerse límites porque en la vida no los hay.
Mónica, ¿cómo empezaste en este deporte?
Mi hermano Lorenzo ya lo practicaba, él es otro campeón. Un día fui a verle al gimnasio y allí Julián me animó a probar. Me entusiasmé y al llegar a casa les dije a mis padres que quería aprender y entrenar. Mi madre me dijo que “de eso ni hablar”, pero al decirle que así podría corregir mi problema de espalda, me contestó: “ vale, si es así de acuerdo”.
Y usted, Julián, ¿practicó otros deportes?
De joven me gustaba el boxeo y la lucha libre, aunque cuando descubrí la halterofilia, me dediqué de lleno a este deporte. Al principio no tenía nada, ni pesas ni técnica, nada, y con un palo y dos botes grandes de aceitunas llenos de hormigón, me dediqué a entrenar por mi cuenta hasta que en
Gandía pude aprender la técnica que hasta hoy he ido perfeccionando.
Mónica, has visitado muchos países y participado en muchos campeonatos. Unas veces habrás ganado y otras, no. ¿Cómo vence una deportista la frustración?
Pensando en que vas a tener otra oportunidad para ganar y que debes seguir entrenando con unos objetivos claros. No se puede volver atrás, así que hay que analizar los errores y volver a prepararte con la misma ilusión. Algunos deportistas necesitan ayuda sicológica para enfrentarse nuevamente a la competición y es bueno que la demanden. En mi caso, no la he solicitado porque he tenido un grandísimo entrenador que lo fue todo: consejero, preparador, sicólogo, amigo...
Mónica nos cuenta sus experiencias en la Residencia Joaquín Blume de Madrid para deportistas de alto rendimiento, allí llegó con solo 12 años, llena de ilusiones y con la mirada nítida de una deportista dispuesta a trabajar y disfrutar con la Halterofilia.
Hablamos de muchos asuntos relacionados con el deporte y con la disciplina que se ha de tener en cualquier trabajo que emprendamos, ya sea en el estudio o en la música o en la pintura: sin trabajo no hay resultados. Julián nos regaló la siguiente frase que siempre ha gobernado su vida: “La constancia en el entrenamiento es la base del triunfo”
Después de la entrevista visitamos las instalaciones del Club de Halterofilia de Alzira y allí tuvimos la oportunidad de ver cómo nuestro compañero Keren realizaba alguno de los ejercicios que habitualmente practica durante sus largas sesiones de entrenamiento.
Para nosotros ha sido una experiencia muy agradable y ojalá tengamos una pequeña parte de su fuerza de voluntad para llevar a buen término nuestros proyectos deportivos, de estudio y de vida.
Al despedirnos, Mónica nos dijo que ella no se había desvinculadao de la halterofilia, que seguía visitando las instalaciones y ejerciendo de juez en campeonatos nacionales e internacionales, pero que ahora tenía otras ocupaciones profesionales y personales a las que debía atender.
Julián se despidió de nosotros con un “sou de puta mare, xiquets” que nos llegó al corazón y nos animó a luchar por nuestros sueños.
Gracias, de nuevo, a los dos. Sois muy, muy grandes.


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