Todos los días cuando se despierta y antes de levantarse de la cama piensa como será el día. Organiza mentalmente las tareas que realizará. Intenta hacer una planificación para aprovechar al máximo el tiempo.
Se levanta y después del aseo diario se dirige a la cocina. Su oficina, su taller, su centro de creaciones. Donde pasa necesariamente muchas horas. Centro neurálgico del hogar.
Después de un café con leche acompañado de televisión inicia el día para ella. Lavadora, comida. Repaso del hogar. Habitaciones, camas. Devuelta a la cocina para preparar la comida para toda la familia. Intentando hacer algo que guste a sus seres queridos. Controlando el tiempo para que este todo listo a la hora señalada. Para que, cuando lleguen las personas que “trabajan” lo tengan apunto. Siguen con sus “obligaciones” recogiendo la mesa después de la comida. De nuevo en la cocina. La recogida de la ropa que previamente había tendido. Los platos y la preparación de la lista de la compra, ocupan un tiempo antes de salir de casa. Pasa por el súper para reponer los artículos necesarios en “su cocina”. Devuelta al hogar pensando que hacer para cenar.
Van llegando a casa. Todos comentan cosas de día. Ella escucha. Cuando su marido le pregunta como va el día ella le responde “va”. ¿Que otra cosa le puede responder?
Que diferencia de ese tiempo pasado cuando ella “trabajaba” y podía, como hoy su familia, comentar cosas pasadas en su horario laboral. Pero las cosas hace tiempo que cambiaron.
Hoy como antesdeayer, como la semana pasada, como hace meses ella tiene que realizar sus tareas en el hogar. Trabajo que tiene que realizar sin que nadie le preguntara si le gustaba y que tiene que repetir día a día.
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