¡A buenas horas, mangas verdes!
Expresión donde se lamenta la tardanza en la ayuda, especialmente
cuando esta ya es inútil o innecesaria.
cuando esta ya es inútil o innecesaria.
Se localiza esta expresión en el siglo XVII, aunque las “mangas verdes” tienen su origen a finales del siglo XV. La Edad Media contaba con un tribunal, llamado la Santa Hermandad, cuya función consistía en juzgar y castigar los delitos cometidos a cielo abierto, fuera de los pueblos y ciudades. La reina Isabel I regularizó y ordenó esta institución en 1476, y puso al frente del tribunal al Duque de Villahermosa, a cargo de más de dos mil soldados. Estos se distinguían por su uniforme: un coleto, o chaleco de piel hasta la cintura y con unos faldones que no pasaban de la cadera. El coleto no tenía mangas y por tanto, debajo al descubierto las de la camisa, que eran verdes. Los lugareños denominaban a estos soldados cuadrillero o mangas verdes, porque iban en cuadrillas y porque el color verde de sus mangas los identificaba de inmediato. Se afirma que esta especie de policía rural fue muy eficaz en sus primeras épocas y que, posteriormente, cedió en disciplina y eficacia. Por esta razón, se supone, el pueblo acuñó la expresión a la que nos referimos, “¡A buenas horas vienen los mangas verdes¡” como símbolo de inoperancia, tardanza e inutilidad. Nunca a tiempo, y los crímenes quedaban impunes o los propios ciudadanos le ponían remedio, por lo tanto su labor ya era innecesaria.
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