Las mantillas, una de las joyas de la indumentaria
tradicional valenciana, la cual es frecuente ver también en estas fechas de
primavera y verano en actos litúrgicos locales y festividades. Una de las
piezas más delicadas, que con más cariño se transmiten de madres a hijas y, en mi opinión, más favorecedora.
Uno de los principios básicos de la indumentaria es, vayas
como vayas no mezcles estilos y épocas, pues bien en esta primer post sobre
mantillas vamos a intentar aclarar unos principios básicos.
Si nos referimos al comienzo del siglo XVIII lo correcto
sería utilizar mantillas de media luna
en tejidos ligeros y colores blanco o crudo, ya que hasta finales de siglo y
principios del XIX no aparece el color negro y se empiezan a utilizar dengues o
ternos adornados con puntillas, cintas de terciopelo, pasamanerías y azabaches.
La mantilla de encaje rectangular o de toalla, es relativamente reciente, no
debería utilizarse con trajes más antiguos.
Tipos de mantillas
1. De media luna, mitja lluna (S. XVIII-XIX): Es la mantilla
de origen plenamente valenciano. Pieza semicircular a veces con una trabilla en
la parte recta para sujetarla a la cabeza cerca de la frente y en ocasiones una
borlita al centro para facilitar su colocación. Cae por los hombros tapando la
parte superior de la espalda. En el siglo XIX con bordados de punto de
cadeneta, azabache, pasamanería o terciopelo. De tejidos opacos como el algodón
liso o semitransparentes, musolina, tul o bayeta. Blanca hasta mitad del XIX,
después negras.
2. Dengue (S.XVIII-ppio del XIX): Parece una mantilla de
media luna pero es más larga para cubrir pecho y brazos. Se usaba como pieza de
abrigo. Forma curva por un lado, con
puntillas en las puntas que cubre la cabeza. Propia de señoras adineradas y
para actos religiosos. De color blanco o negro.
3. Terno, Tern (S.SVIII-XIX): Mantilla sobre los hombros.
Consta de 3 partes. Pieza central oval de 70-100 cms de largo por 30-50 de
ancho de seda, raso, terciopelo o tafetán.
Además un cuadro de 50-60 cm por 1 metro con los lados y la parte
central más fruncida. La tercera parte es un cuadro en contacto con la cabeza
de encaje con un ancho de de 50-60 cm y fruncida que se dirige en forma de velo
a la cara. En blanco o negro.
4. De tres picos, de tres pics (S.VIII-XIX): También se la
conoce como “isabelina”, pues fue la reina Isabel II y su corte la que la
pusieron de moda. Pieza de tul bordada en forma de triángulo. Se coloca en la
cabeza tapando el pelo por la parte recta (jamás pico) más grande del
triángulo, dejando caer dos picos por delante que tapa los hombros, mientras
que el tercer pico cae hacia la espalda. Blanca, cruda o negra. De tul bordado
o encaje. Muchos estudiosos no la consideran una pieza tradicional valenciana.
6. De toalla, tovalla: (S.XIX-XX): Pieza rectángular
simétrica. De dos metros de largo o más. Se sujeta a la cabeza mediante un
gancho. Cubre cabeza, hombros y se sujeta con los brazos. De colores blanco y
negro habitualmente. De seda, gasa, muselina o tul bordado.
Los 3 grandes errores en el uso de la mantilla
1. No es un accesorio que cuelga de la peineta (ya me
entendéis). La mantilla tiene la propiedad de otorgar porte y elegancia a la
indumentaria o, por el contrario, quedar como un complemento sin sentido.
Depende, principalmente, de llevarla correctamente.
2. Respetar las épocas, como ya hemos hablado en este post.
Cada pieza de la indumentaria tradicional representa una época y usar un tipo
de mantilla, un color o un material del XIX con un vestido del XVIII es un
error muy común que, entre todas, deberíamos ir subsanando.
2. Sirve para “cubrirse”, la mantilla ha de quedar a dos
dedos de la frente, encuadrar el rostro y cubrir la cabeza, si es larga se
sujeta en el antebrazo. A no ser que nos pase como a la joven del precioso
cuadro de Bernardo Ferrándiz, en su caso excusamos que no le cubra la cabeza
por “causa de fuerza mayor”.
(continuará)
Fuente: espaidindumentaria
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