





Una
docena de falleros y falleras escenificaron la obra que se desarrolla en una “tollineria”. En esta tienda, típica de la época de
nuestros abuelos, donde las mujeres podían
ir a comprar de “fiat” porque la palabra de la gente aun tenía valor y lo que anotaba el tendero era como una fe de
notario. Una época donde la mujer no tenia ninguna relevancia en la sociedad y su papel consistía en casarse y depender de
su padre, hermano o marido.
Los
falleros quisieron recordar con esta
obra al que fuera su maestro y les diera
las pautas para iniciarse en el mundo del teatro, el señor Enrique Pellicer.
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