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miércoles, 23 de febrero de 2011

El acusado se contradice varias veces durante el juicio y llega a afirmar que los menores "hicieron lo que quisieron"
 La sección quinta de la Audiencia Provincial de Valencia juzga desde este martes a un hombre, fallero y portaestandarte de un casal del municipio valenciano de Alzira, por abusar de dos menores de 10 y 12 años a los que solía cuidar. El acusado ha incurrido en contradicciones durante su declaración en el juicio, y ha llegado a afirmar que las víctimas "hicieron lo que quisieron".

   El hombre se enfrenta a una pena de 21 años y dos meses de prisión por un delito de abusos sexuales y tres delitos más de abusos sexuales continuados, con la atenuante analógica de anomalía psíquica --sufría un retraso mental leve, con un coeficiente mental entre el 50 y 69 por ciento, que afectada de forma leve a sus facultades intelectivas y volitivas, sin llegar a anularlas--. Además, el fiscal le solicita que indemnice con 18.000 euros a cada menor afectado.

  En un primer momento, el acusado ha afirmado que conocía a los menores "de vista", pero que no estaban apuntados a la falla. Luego ha reconocido que uno de ellos fue presidente, pero ha indicado que no recordaba el año. Asimismo, al principio ha mantenido que los niños no subieron a su vivienda, aunque luego, al recordarle lo que declaró en instrucción, ha admitido que fueron "pero sólo a ver dos películas, la de 'Titanic' y la de 'Tiburón', y fue "tras pedírmelo ellos mismos", ha puntualizado.
   "Ellos me pidieron ver las películas y me los llevé al domicilio para verlas, pero luego se fueron a la falla. Sólo les enseñé la habitación donde tenía las cintas", ha comentado, y ha llegado a indicar, en un momento de su declaración, que los menores le hicieron tocamientos "e hicieron lo que quisieron" en la portería de su finca. Fue entre 2006 y 2007, según ha dicho. En lo que sí se ha mantenido es en que no abusó de ellos.
   Frente a estas afirmaciones contradictorias, tanto el fiscal como la acusación particular sostienen que el hombre, que era el encargado de cuidar de los falleros infantiles los viernes por la noche, aprovechó esta circunstancia para abusar de al menos dos de ellos.
   Sostienen que antes de las navidades de 2006, el hombre se llevó a uno de los menores a su domicilio, al que engañó diciéndole que quería enseñarle unas películas que tenía en su habitación. Una vez allí, abusó de él. Luego subió a la azotea del edificio e hizo lo mismo.
   Posteriormente, entre febrero de 2007 y febrero de 2008, el acusado, previo engaño a los menores de enseñarles cada vez una cosa, bien una minicadena de música, bien videojuegos o películas, conseguía que fueran a su vivienda, donde seguía abusando de ellos. No obstante, sólo dos menores han presentado denuncia.
   Asimismo, el acusado invitó a otro menor  --otra de las víctimas en este procedimiento-- a que le acompañase a un campo de naranjos, situado en las inmediaciones de la falla, donde le obligó a masturbarle. El menor accedió "ante su insistencia y de forma totalmente coaccionada".
   Como consecuencia de estos hechos, según recoge la calificación fiscal, los menores sufren un trastorno psicológico, el cual es más acusado en el caso de uno de ellos, a quien estos hechos le han afectado igualmente el desarrollo de su personalidad sexual.
"UN PEDERASTA"
   La madre de uno de los menores ha explicado que descubrió los abusos cuando su hijo, en compañía de unos amigos, gritó desde la ventana al acusado y le insultó. En ese momento, le preguntó por su reacción, y uno de sus compañeros le dijo que éste "era un pederasta" y que "les molestaba".
   Tras ello, se llevó a su hijo a la cocina, donde éste le comentó que este hombre le obligaba a hacerle tocamientos "y otras cosas", y que pasaba con más niños. Seguidamente, ha narrado que bajó a la falla, que se encuentra justo debajo de su casa, cogió por la chaqueta al acusado y le metió en el casal, donde contó lo ocurrido.
   Una vez allí, los otros falleros le dijeron que no se lo creían, según ha comentado, y le instaron a que fuese a denunciar los hechos a la Policía. Luego expulsaron de la falla tanto a su hijo como al otro menor denunciante. La mujer ha señalado que su hijo le llegó a decir en un momento que no quería vivir. 
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